UNÁMONOS A ÉL EN PACTO ETERNO

UNÁMONOS A ÉL EN PACTO ETERNO

En un frío día de noviembre sentía el zumbar del viento, el miedo me invadía como si me encontrara en el bosque más oscuro y triste del mundo. Allí te encontrabas vos, Bella como la luz más brillante. Ya solo no volvería a estar, la paz de tu bella boca me haría despertar de este mundo cruel que nos separa. ¡Felices las casualidades! Ya que nos han UNIDO PARA SIEMPRE para nunca separarnos. ¡Tristes los que nos odian! Porque muy pronto juntos nos verán. ¡Pobres aquellos¡ ¿Qué harán? La envidia les invade siempre a ellas ya que la flor más hermosa parece marchita a tu lado. Solo busco inspiración Y en ti la he encontrado DIOS NOS HA UNIDO Nos ha escuchado ha descubierto la felicidad en nuestros ojos.

Respetable lector es para mí un privilegio dirigirme a usted en esta ocasión considerando esta hermosa poesía del argentino Juan Ignacio Rodríguez en la que se acentúa notablemente el sentimiento determinante de un hombre hacia su amada compañera. Cabe destacar las palabras sinceras de quien resuelto expresa su amor apasionado, su compromiso audaz, su desafío y lo que me interesa subrayar su ardoroso anhelo de permanecer para siempre al lado de quien representa todo para él después de vagar por los insondables abismos de la soledad. Sí, para siempre, para nunca separarse, unidos hasta que la muerte los separe. Ese es el sentido medular de esta exposición, acentuar la necesidad de unirnos a Dios para siempre.

En la génesis de este milenio los conceptos desacertados contemporáneos de la unión entre un hombre y una mujer son cada vez más evidentes, fijando modelos de vida que a la postrer han venido a ser la norma, lo común lo admisible por ejemplo: Hay quienes se unen por aventura (carnalidad) para simplemente saciar el apetito sexual. Otros por compromiso (unidos o casados a la fuerza) no hay otra opción o cumples o alguna autoridad interviene generando consecuencias impredecibles. Algunos lo hacen para buscar la compañía (evitar la soledad) carentes de un verdadero sentimiento hacia su cónyuge. Una gran cantidad se unen para ver si se llevan bien y casarse (prueba) como si esta unión fuese inmune a los característicos conflictos de la pareja. No faltan los inescrupulosos que se unen a otra persona para adquirir documentos legales (beneficio propio) quedando comprometidos en palabra delante de Dios y los hombres sólo por la obtención de algún bien.

Pero siempre ha habido a través de los siglos quienes con el conocimiento o no de la voluntad divina establecen uniones ejemplares viviendo el uno para el otro hasta que la muerte los ha separado. De igual manera en lo espiritual, este es el concepto que queremos realzar, una unión legítima perdurable con el Señor, y es mi súplica que el Dios Inmutable creador del cielo y de la tierra nos dé entendimiento a través de las sagradas escrituras para reconocer el significado sublime de UNIRNOS A ÉL EN PACTO ETERNO como nos sugiere Jeremías 50:4,5.

Para cumplir satisfactoriamente con este concepto que nos ocupa quisiera sugerir inicialmente que unirnos a Él en pacto Eterno significa que debemos renunciar incondicionalmente al pecado.

Una conciencia serena no debería de ignorar que toda desobediencia de la voluntad de Dios es considerada como pecado. Juan apóstol atacando el espíritu de quienes habían abrazado algunas prácticas que contaminaban el estado de santidad que debe caracterizar a los hijos de Dios, menciona que aquellos que han asumido un compromiso con el Señor y desean tener un feliz encuentro con Él, deben purificarse a si mismo para excluir aquellas cosas malas que atentan contra la espiritualidad y la moralidad del cristiano, llegando a trazar la solemne sentencia que encontramos en 1 Jn. 3:4. Cristo mismo objetó la concepción antigua de algunas culturas, cuando en Lc. 13:1-3, enseñó categóricamente que no hay hombres más pecadores que otros, ni pecado más grande que otro, tanto se puede condenar el que roba, como el que mata, el que miente como el que se enoja con sus padres o no vive en paz con su prójimo. Lamentablemente nosotros hemos perdido la percepción real de las cosas que realmente nos dañan espiritualmente.

El Pecado nos priva de toda bendición espiritual. ¡Qué triste es tener una actitud masoquista!, sufrir y crear más circunstancias de dolor para nosotros mismos y para nuestros seres queridos. Las consecuencias del pecado son trágicas. Esa fue una de las más fulminantes conclusiones a las que llegó el profeta Isaías (59:1,2) Muchas veces culpamos a Dios de ser inconsistente en su amor y misericordia (Is. 58:3) pero no echamos una mirada en nosotros mismos en nuestro corazón empedernido que se deleita en el pecado (Is. 58:2,4;Ro. 2:4,5.)

El abandono del pecado debe ser total e irreversible. Esta unión nace de una renuncia incondicional, es decir que no colocamos ninguna condición para hacer la voluntad de Dios. “Nada de yo renunció al pecado si tu primero cumples con esto…” Una vez que decidamos dejar de hacer lo malo para empezar a hacer lo bueno(Is. 1:16,17), no debemos volver atrás, hay que seguir arando en el camino de la fe con nuestra mirada puesta en Cristo, hacia delante, no debe haber lugar para la vacilación, ni para las vacaciones para coquetear con el pecado. Jesús rotundamente descartó a aquellos que querían seguirle a medias, “Ninguno que poniendo su mirada en el arado y mira hacia atrás puede ser mi discípulo” (Lc. 9:62.)

Pretender vivir con Dios y al mismo tiempo permanecer en el pecado es censurado por el Señor Pr.15:9,26, es abominable, repugnante delante de Jehová Dios todo aquel que vive y se complace en el pecado Ro. 1:32. El apóstol Juan en su primer epístola también nos advierte de este terrible error de quienes querían vivir en unión con Dios pero al mismo tiempo en unión al pecado 1 Jn. 1:6.

El abandono incondicional del pecado es el fruto de la verdadera conversión Hch. 19:18-20. ¡Qué ejemplo más noble y digno de imitar! Reconocieron que no había nada de mayor valor que la joya gloriosa del evangelio de Cristo (Mt. 13:45,46). Al igual que estos ciudadanos de Efeso ha habido en la historia de la humanidad personas resueltas que han reconocido la premura de abandonar algún bien o causa por seguir un ideal. Abram abandonó su tierra y parentela (Hch. 7:2-4), Moisés renunció a toda la gloria egipcia (He. 11:24-27), Ana declinó a su primogénito (1 S. 1:28), Ezequiel a su amada esposa (Ez. 24:15-18), Juan el Bautista a todas las comodidades (Mt. 11:8-11), Pablo a la gloria de los hombres (Fil. 3:4-9). Hay un himno que dice ¿qué dejas tú por mi? ¿Cuánto valor hay en todo lo que el mundo te ofrece en comparación con la salvación en Cristo Jesús?

Otra cosa que debemos entender es que unirnos a Él en pacto eterno significa que debemos entregarnos incondicionalmente a Dios.

Nos entregamos a su voluntad cuando obedecemos de corazón al evangelio para vivir al servicio del Señor Ro. 6:17,18. Se dice que cuando un hombre decide unir su vida a una mujer previamente a renunciado a cualquier otra mujer para luego entregarse sin reservas al amor de su vida. Cuando nos unimos a Cristo en una relación para siempre implica que estamos en la mayor disposición de entregarnos en espíritu, alma y cuerpo al Señor para servirle sin condiciones.“Nada de yo te sirvo si tú primero me das esto o lo otro…”

Al entregarnos a Él nos unimos en Pacto de amor, lealtad, y sacrificio, siguiendo el ejemplo de Cristo. Pablo cotejó esta verdad estableciendo una relación entre Cristo y la iglesia Ver Ef. 5:25,26,32.

Cuando no hay una entrega plena en obediencia a Dios mostramos falta de amor a su causa, a su sacrificio y esto nos recuerda la breve historia del amor y los clavos:

Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma debería clavar un clavo en la cerca de atrás de la casa. El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca. Pero poco a poco fue calmándose porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca. Finalmente llegó el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada y se lo dijo a su padre y entonces el papá le sugirió que por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca. Los días pasaron y el joven pudo definitivamente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca…, entonces el papá llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás… “Mira hijo, has hecho bien… pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca… Ya la cerca nunca será la misma de antes…” Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como éste agujero en la cerca… Es como meterle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar, la herida ya quedó hecha… No importa cuántas veces pidas disculpas, la herida esta ahí… Una herida física es igual de grave que una herida verbal… Dios es una verdadera joya a quien hay que valorar… Él te bendice y te anima a mejorar… Te escucha, comparte una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte… Demuéstrale cuánto lo quieres… ¿Cuánto amor y entrega debemos mostrar hacia nuestro Dios y Salvador?” (Jn. 14:15.)

Esta entrega incondicional implica que no hay presencia de reservas, ni frialdad, se da todo por amor. El pueblo de Dios en tiempos pasados fue llevado a la ruina y perdió todos los privilegios que había recibido de Dios, por causa de vivir en una relación fría, monótona y superficial para con Jehová Dios (Is. 42:18-25.)

Unirnos a Él en pacto eterno finalmente significa que debemos permanecer incondicionalmente con Él.

El cristiano de doble ánimo es censurado por el Señor Stg. 1: 6,7. No se puede perseverar en una causa cuando los intereses están disputando un lugar en la mente del hombre. Para lograr el éxito debemos identificarnos plenamente con una causa y dedicarnos en profunda convicción a cultivar esa relación a pesar de cualquier obstáculo en que nos encontremos.

Al igual que en el matrimonio la unión es hasta que la muerte nos separe… nuestra unión con Él debe ser para siempre… Nada debe separarnos del amor de Cristo Ro.8:37-39. Hay creer absolutamente esta verdad, es el amor de Dios en Cristo Jesús el que nos ha colmado de ricas y grandes bendiciones en las cuales nos gozamos hoy y siempre.

Al permitir que otras aguas entren en nuestro corazón quebrantamos nuestra permanencia incondicional en el pacto eterno con Dios. Hay que beber siempre de las aguas que Dios nos proporciona en sus manantiales divinos Jn. 4:14. Jesús habló de la felicidad permanente que tendrían los que tengan hambre y sed de justicia porque serían saciados (Mt. 5:6.) La palabra, el testimonio y el consejo de Dios sacian el corazón del hombre. Los Israelitas en muchas ocasiones desecharon las aguas de Dios y prefirieron las aguas tempestuosas del pecado de las naciones paganas (Is. 8: 6,7.) El Proverbista aconseja al hombre entregado en permanente fidelidad a su mujer a beber siempre del agua de su propio pozo, Pr. 5:15,16. De igual manera todos los que amamos al Dios único y Soberano debemos permanecer fiel a su causa, fiel a su palabra.

El quebranto de nuestra permanencia con Él al igual que en el matrimonio nos lleva a cometer adulterio espiritual Ro. 7:1-6. Pablo contiende que antes los cristianos en Roma de origen judío estaban sujetos a la obediencia de la ley, que el que se unía a otro sistema caía en infidelidad. Pues bien, ahora en Cristo debían mantener su fidelidad y permanencia en la palabra de Dios, en las leyes inmutables reveladas a través de Jesucristo y el fundamento apostólico. Nosotros también al unirnos a otro sistema de leyes religiosas caeríamos en adulterio espiritual y por lo tanto quebrantaríamos nuestra relación con Dios.

Solamente preservando esta unión con Dios es que podremos gozar de todas sus ricas y grandes promesas (Jn.10:10) No seamos inconscientes, desconsiderados y malagradecidos con Dios como lo ilustra la anécdota del Sapo y la flor:

Había una vez una rosa muy bella, se sentía una maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo un día se dio cuenta que la gente sólo la miraba de lejos y observó que al lado de ella había un sapo negro, grande y gordo. Al percatarse que por eso nadie se acercaba ella le dijo muy molesta: “Sapo ¿por qué no te alejas de mi?, no ves que por tu culpa nadie se acerca mi, ¡es que eres muy feo! El sapo le contesto: “Esta bien, si eso es lo que quieres me iré. Muy obediente el sapo se alejó brincando de la rosa. Poco tiempo después el sapo se paseaba por el jardín cuando se dio cuenta que la rosa estaba toda marchita y con muy pocos pétalos en ella y le dijo: “Oh rosa ahora si que te encuentras marchita ¿qué te pasó?” La rosa le contestó: “Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día y noche, no volveré a ser la más bella del jardín.” El sapo le dijo: “Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la mas bella del jardín.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos o que simplemente no nos sirven para nada. A veces hay personas que nos hacen un bien del cual ni siquiera estamos conscientes…

Cerrando esta discusión podemos ver que a través de la historia ha habido pactos de trabajo, amistad, paz, y amor sellados con profundos sentimientos, sangre y muerte, dejando una huella imborrable que los tiempos no han podido borrar como el pacto que hicieran David y Jonathan, Romeo con una Julieta y muchos otros más.

Que tan firme son tus convicciones apreciable amigo y hermano, qué clase de unión quieres entablar con tu Dios. Eres de los que quieren tener solamente una aventura con Dios; de los que hacen pactos con Dios sólo para obtener un beneficio; eres de los que están probando la religión para ver si les va bien con Dios y después comprometerse plena e incondicionalmente; estás acaso en este camino por obligación o compromiso, por que tienes que quedar bien con alguien pero no hay convicción propia; eres de los que buscan en Dios solamente alguien en quien refugiarse para evadir la soledad angustiante en la que has estado sumido por mucho tiempo; o finalmente quieres unirte a Él en pacto eterno para honra y gloria de su nombre y gozar de las múltiples bendiciones del Dios bendito y verdadero.

Es mi mayor anhelo que su respuesta a este mensaje sea altamente positivo y que en cada instante de tu vida goces de los beneficios de la gracia de Dios.

Presentado por: Mainor Pérez Medina.

 

 

 

 

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